lunes, 27 de marzo de 2017

La Reconstrucción Nacional 1884-1895

Tras la guerra del Pacífico, se inició un período de Reconstrucción Nacional, es decir, de resurgimiento económico, político y social. Aunque fue éste un período de relativa calma, en realidad el país no conoció la reactivación económica ni la paz política sino hasta 1895.
Esta etapa es también conocida como la del Segundo Militarismo, pues los caudillos militares volvieron al ruedo político, pero ya no como héroes triunfadores, sino como vencidos. No obstante, eran los únicos que poseían la fuerza suficiente para ejercer el poder ante la desastrosa situación en que quedó el sector civil luego de la derrota ante Chile.
El país quedó dividido en dos bandos: los "hombres de Montán" seguían al general Miguel Iglesias, y "los de kepí rojo", al general Andrés Avelino Cáceres, héroe de la resistencia. Iglesias había sido proclamado presidente regenerador en 1882 y, luego de la firma del tratado de Ancón, una Asamblea Constituyente lo confirmó en el cargo. Con los pocos recursos existentes, Iglesias intentó sacar al país adelante, pero sufrió la tenaz oposición de Cáceres.
Pese a que el país recién había salido de una guerra desastrosa se desató la guerra civil. En 1884 Cáceres logró “huaripampear” o poner fuera de juego al ejército principal de Iglesias en la sierra central, en una brillante estrategia militar, luego de lo cual atacó Lima, donde puso sitio al Palacio de Gobierno, en noviembre de 1885. Iglesias, derrotado, renunció a la presidencia y el poder quedó provisoriamente en manos del Consejo de Ministros presidido por Antonio Arenas. Éste convocó a elecciones en las que ganó abrumadoramente Cáceres.
Cáceres gobernó de 1886 a 1890, período que sería su primer gobierno constitucional. Tuvo que afrontar la reconstrucción del país, especialmente en el campo económico. Puso fuera de curso el billete fiscal o papel moneda, muy devaluado para entonces; creó impuestos nuevos; intentó la descentralización tributaria; y para solucionar el problema de la enorme deuda externa firmó el Contrato Grace por el cual entregó los ferrocarriles a los acreedores. Su gobierno fue autoritario y tuvo que enfrentar una tenaz oposición desde la prensa y el parlamento.
Finalizando el período de Cáceres, se convocaron a elecciones en 1890, en las que triunfó el coronel Remigio Morales Bermúdez, que pertenecía al mismo partido de Cáceres (el Partido Constitucional o cacerista), y por lo tanto, significó el continuismo político. Morales Bermúdez llevó a cabo un discreto gobierno y debió enfrentar la negativa de Chile a convocar el plebiscito que debía decidir el destino final de las provincias de Tacna y Arica, tras haber finalizado en 1894 el plazo de 10 años estipulado en el Tratado de Ancón de 1883. Chile fue prorrogando la realización de dicho plebiscito indefinidamente; finalmente nunca se realizó.
Víctima de una enfermedad, Morales Bermúdez murió el 1 de abril de 1894, antes de concluir su mandato. Lo sucedió el segundo vicepresidente Justiniano Borgoño, en desmedro del primer vicepresidente Pedro Alejandrino del Solar, que fue marginado por oponerse al cacerismo. Borgoño allanó el camino para la vuelta al poder del general Cáceres y convocó a unas elecciones que fueron muy cuestionadas. Con el apoyo del gobierno, Cáceres triunfó en dichos comicios.
Por segunda vez Cáceres asumió la presidencia, el 10 de agosto de 1894. Pero carecía de legitimidad y popularidad, por lo que era inevitable que surgiera la guerra civil. El anticacerismo formó la Coalición Nacional, integrada por los demócratas y civilistas, que eligieron como líder a Nicolás de Piérola (jefe de los demócratas), entonces desterrado en Chile. En todo el Perú surgieron partidas de montoneros que se sumaron a la causa de la Coalición. Piérola retornó al Perú, desembarcó en Puerto Caballas (costa de Ica) y pasó a Chincha donde dio un Manifiesto a la Nación, tomando el título de Delegado Nacional, y poniéndose de inmediato en campaña sobre Lima, al frente de los montoneros. Estos atacaron la capital del 17 al 19 de marzo de 1895, desatando una lucha muy sangrienta. Al verse desprovisto del apoyo del pueblo, volcado masivamente hacia los coaligados, Cáceres renunció y partió al exilio. Se instaló una Junta de Gobierno presidida por Manuel Candamo, que convocó a elecciones en las que triunfó abrumadoramente Piérola.

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