lunes, 27 de marzo de 2017

LA ERA DEL GUANO 1845-1866

Se conoce como la Era del Guano a un período de estabilidad y prosperidad que vivió el Perú entre 1845 y 1866, cuando el Estado Peruano fue sostenido por los importantes ingresos generados por la exportación del guano, principalmente hacia Europa, donde se desarrollaba la revolución agrícola. La fecha de inicio de la Era del Guano se fija comúnmente en 1845, año en el que Castilla comenzó su primer gobierno. El historiador Basadre denomina esta etapa como el de la Prosperidad Falaz, pues la bonanza fue efímera y terminó poco después de la guerra con España de 1865-1866.
Castilla completó tranquilamente su período presidencial de 6 años, siendo el primer presidente del Perú en hacerlo. En las elecciones de 1850 se postularon tres candidatos que representaban a los tres grupos en que estaba dividida la sociedad peruana. Uno de ellos era el general José Rufino Echenique, apoyado por Castilla; el otro fue el general Manuel Ignacio de Vivanco, antiguo enemigo de Castilla; y el tercero era el agricultor y empresario Domingo Elías, la primera candidatura de un civil en la historia republicana peruana.La ascensión al poder del general Ramón Castilla como presidente constitucional el de 20 de abril de 1845 significó el comienzo de una etapa de calma institucional. Aunque las luchas personales continuaron en las décadas siguientes, la habilidad política de Castilla logró que disminuyeran los brotes conspirativos y las guerras civiles. Contando con esta tranquilidad y con el respaldo de la bonanza financiera proveniente de la venta del guano, se dedicó a organizar el Estado Peruano. Ordenó la economía nacional con el régimen de los presupuestos, canceló la deuda externa, dio al Perú una posición internacional relevante en el continente, fomentó el progreso intelectual y material, inició el desarrollo de la Amazonía, fundó el servicio diplomático, reformó la administración pública, inició la reforma educativa abandonando los moldes coloniales, modernizó el ejército y creó una fuerza naval respetable. Como signo del progreso material alcanzado se construyó el ferrocarril de Lima al Callao, que fue inaugurado en 1851, siendo el primero en serlo en Sudamérica.
El triunfo correspondió a Echenique, quien asumió la presidencia el 20 de abril de 1851. La situación política del país era estable y había una idea de progreso material que estaba muy arraigada en la población. El gobierno de Echenique realizó muchas obras y supo rodearse de hombres muy capaces. Sin embargo, se vio envuelto en un escándalo de corrupción relacionado con la llamada Consolidación de la Deuda Interna, por el cual el Estado pagó la deuda que tenía con particulares desde los días de la independencia, pero desgraciadamente muchos se hicieron pasar por acreedores sin serlo. Estalló entonces una revolución de 1854 encabezada por Castilla y apoyada por los liberales, quienes auspiciaron, en pleno conflicto, dos medidas importantísimas: la abolición de la esclavitud y del tributo indígena. Echenique fue derrotado en la batalla de La Palma, el 5 de enero de 1855, debiendo renunciar a la presidencia y abandonar el país.
Castilla asumió nuevamente el poder, como presidente provisorio. Convocó a una Convención Nacional (asamblea constituyente) cuyos representantes fueron elegidos por sufragio directo y universal, instalándose el 14 de julio de 1855. Esta Convención dio la Constitución Liberal de 1856. De este período provisorio hay que destacar también la ley de la libertad de prensa (25 de marzo de 1855) y la organización del Consejo de Ministros (1856). Apareció entonces la figura del Presidente del Consejo de Ministros del Perú.
Descontentos con el régimen liberal que se iba implantando, los conservadores se alzaron en Arequipa, en torno al caudillo Manuel Ignacio de Vivanco, viejo rival de Castilla. Estalló una sangrienta guerra civil, que culminó con el triunfo de Castilla tras la toma de Arequipa (7 de marzo de 1858).
No obstante, Castilla, pulsando el sentir ciudadano (que tradicionalmente era contrario al liberalismo anticlerical), se desligó de los políticos liberales que le habían apoyado e instauró un gobierno conservador. La Convención Nacional fue disuelta en noviembre de 1857. En 1858 se realizaron elecciones generales, en las cuales triunfó Castilla, asumiendo como presidente constitucional el 24 de octubre de ese año. En 1860 Castilla convocó a un Congreso Ordinario, el mismo que se arrogó la facultad de Constituyente y dio una nueva Constitución, que fue de tendencia moderada, es decir sin llegar a los extremismos conservadores o liberales; ésta ha sido la carta magna de más duración en la historia republicana peruana, pues estuvo vigente hasta 1920.
En su segunda presidencia constitucional, Castilla tuvo una intensa actividad política en el campo internacional. Se opuso enérgicamente a las intromisiones de las potencias europeas en América (Santo Domingo, México), convocando a la unidad americana. De otro lado, enfrentó una guerra victoriosa con el Ecuador (1858-1860). En el aspecto interno continuó el impulso dado al desarrollo de la Amazonía y al equipamiento de las fuerzas armadas, así como el fomento del progreso material con la adopción de los grandes adelantos técnicos como el telégrafo y el alumbrado a gas.
En las elecciones de 1862 Castilla apoyó al general Miguel de San Román, quien ganó y asumió la presidencia el 24 de octubre de 1862, pero murió meses después, víctima de una enfermedad (3 de abril de 1863). Lo sucedió el primer vicepresidente, general Juan Antonio Pezet, quien debió enfrentar un conflicto con España motivado por la presencia hostil de la Escuadra Española del Pacífico en las costas sudamericanas. Arrogantemente, los españoles ocuparon las islas guaneras de Chincha, exigiendo al gobierno peruano reparaciones por supuestas ofensas y agresiones inferidas a súbditos españoles. Naturalmente, la población peruana reaccionó contra lo que se consideró un agravio a la dignidad nacional y una violación a la integridad territorial.
Pezet fue acusado de traidor a la patria por negociar con los españoles y firmar el humillante Tratado Vivanco-Pareja, del 27 de enero de 1865, por el cual se indemnizaba a los españoles por los gastos hechos durante su campaña naval y se establecían las bases para el pago de la deuda de la independencia, pago éste que se había acordado en la capitulación de Ayacucho de 1824. Una revolución liderada por el coronel Mariano Ignacio Prado tomó el poder y Pezet se embarcó hacia Europa. Prado se proclamó Dictador, declaró nulo el tratado Vivanco-Pareja, formó la Cuádruple Alianza con ChileEcuador y Bolivia y le declaró la guerra a España. Las defensas del Callao rechazaron con éxito la agresión de la escuadra española, en el combate del 2 de mayo de 1866. En 1871, por mediación de los Estados Unidos, se firmó un pacto de tregua y en 1879 quedó suscrito el definitivo tratado de paz en París. La deuda de la independencia no fue pagada.
Los gastos ocasionados por la guerra con España afectaron severamente a la economía del Perú. El llamado “boom guanero” empezaba ya a declinar.

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