El Antiguo Perú es la región histórica de América del Sur y un extenso periodo de la historia del Perú, Bolivia y Ecuador principalmente, donde surgieron diversas civilizaciones originarias, que en la arqueología del siglo XX han sido conocidas como civilizaciones andinas o centro andinas.

En esta región se desarrollaron sociedades de gran complejidad política y cultural (como Inca, Moche, Tiahuanaco, Huari o Nazca) entre el tercer milenio antes de Cristo y el año 1532, cuando se desata la Conquista del Perú.
La civilización andina fue una de las civilizaciones prístinas, es decir, que se originaron de forma autónoma a otras (como Mesopotamia en el Viejo Mundo y Mesoamérica en el Nuevo Mundo).
El desarrollo de la civilización andina se dio a través de un largo proceso cuyas etapas responden a secuencias que la arqueología muestra con claridad, tanto en sus espacios de asentamiento cuanto en sus épocas e influencias interregionales, y aunque en algunos casos —como consecuencias de la diversidad ambiental y la utilización de recursos ecológicos distintos— las culturas regionales se muestran con características más o menos diferentes, tienen en común mucho más de lo que se puede observar en la decoración de las vasijas o en las particularidades de la arquitectura; a un nivel antropológico, esas sociedades actuaron frente a su hábitat en la solución de sus necesidades y configuraron un original y unitario proceso de desarrollo social y político. Ese proceso, desde la llegada de los primeros grupos de cazadores-recolectores a finales del Pleistoceno, hasta la conquista española, cubre alrededor de 12,000 años, y atravesó distintos estadios de evolución cultural definidos en términos antropológicos (sociedades igualitaras o segmentarias, sociedades de jefatura, Estados prístinos, Estados expansivos o de conquista, Imperios regionales), para culminar en el Imperio universal que representó para la región el Estado Inca.
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